EL SÁBADO FUE COMO DESPERTAR EN EL PARAÍSO.
El cielo estaba despejado, y escuchábamos el rumor intenso de las hélices del helicóptero justo fuera del chalet, listas para llevarnos directamente al pico Țarcu. Lo que siguió fue una combinación perfecta de fluidez, descensos técnicos y subidas empinadas. Un terreno que significaba un reto total y nos hacía mejorar al mismo tiempo.
Llegamos al lago Poiana Mărului, recargamos energías con comida tradicional en El Camino y volvimos a subir a lo más alto de la cima para estrenar la ruta Coffee Lady. Un exigente trazado a través de crestas afiladas, donde el recorrido en sí se convirtió en algo legendario.
Al final, la propia Coffee Lady nos esperaba con café recién hecho. Esa noche, la carne a la parrilla puso el broche final al día al más puro estilo montañés.